EL HIJO DEL OLVIDO

EL HIJO DEL OLVIDO

Hace frío,
la tierra es gris y yerma,
nada crece,
no hay vida en este valle.

Llueve ceniza,
los ríos son de negra sangre,
el aire es una toxina sulfurosa.

No sé cómo he llegado aquí,
no recuerdo mi nombre,
no soy capaz de imaginar mi rostro.

Tengo recuerdos de un tacto singular,
de una presencia oscura,
de un miedo ancestral.

Pero no puedo recordar.

Por más que lo intento,
no logro arañar
la maraña de mi memoria.

Me rodea una bruma gris,
oigo los aullidos de los lobos en la lejanía.
Gritan pidiendo mi cabeza,
rugen clamando mi muerte.

Lo único que puedo hacer
es buscar una salvación,
un rincón en el que esconderme
del granizo de roca que llueve,
de la perdición malsana
que emana de sus bocas.

Me siento abandonado por los míos,
mi padres me han dejado en la cuneta.
No me han dado sus sabios consejos,
no han echado la vista atrás
para verme sangrar,
para verme agonizar.

Abandonado a mi suerte,
me golpean círculos de sombras
con sus tentáculos coronados de espinas,
arrancándome la piel,
desgarrándome los cabellos,
regando con mi sangre
el suelo maldito y pútrido
de este lugar.

Abandonado a mi muerte.

Soy el hijo del olvido.



© Copyright 2014 Javier LOBO

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