INVOLUCIÓN

INVOLUCIÓN

Los ídolos se erigen,
orgullosos,
hacia los cielos,
hendimos el sol
con las horcas de nuestra vanidad,
cimentamos sobre civilizaciones
que pretendemos olvidar.
Censuramos bajo la premisa
de que todo lo anterior
es obsoleto y vetusto,
envejecido y doblado
por el progreso.

Sin darnos cuenta,
involucionamos.

Somos virus,
somos bacterias.
Somos nuestro propio cáncer,
el elemento en metástasis
que nos va devorando
lenta y pausadamente,
sin prisas y sin pausas,
con todo el tiempo del mundo a su favor,
pues así lo ha decidido
hacer correr Cronos.

El tiempo,
siempre a su favor.

Estamos tan ciegos
por el oro robado,
tan embozados de nuestras propias joyas,

que no reparamos
en que aún nos encontramos en la caverna,
pero aún no hemos visto danzar
nuestras sombras en la pétrea pared.

Nos arrastramos encadenados
por nuestra inexperiencia
y azotados por los flagelos
de nuestra arrogancia
a través del desierto de la ignorancia
hacia la gran sima donde,
en su inconmensurable profundidad,
habremos de perdernos para toda la Eternidad.

© Copyright 2014 Javier LOBO