EL SILENCIO EN LA INMENSIDAD



EL SILENCIO EN LA INMENSIDAD

Me deslizo como un beso en la piel,
en la oscuridad,
en mitad de la noche,
cuando todo es silencio,
donde todo es quietud,
donde la luz se disuelve
y los colores se difuminan.
Rodeado por el silencio eterno,
viendo los fantasmas de las corrientes,
acompañado del siseo de mi respiración.

Me deleito observando la ascensión
de las burbujas hacia el cielo,
brillantes como gotas de mercurio en suspensión,
con vida propia.

Ya no hay frío,
Ya no hay miedo,
Ya no hay peso, ya no hay vértigo.
Sólo la quietud.
Sólo el silencio.

Bebiendo de la fuente de la vida,
uniéndome a ella,
dejándome arrastrar a su antojo,
marioneta manejada por sus dedos invisibles
moviendo hilos eternos.

No hay ruido.
No hay prisas.
No hay miedos.
No hay inquietudes.
Sólo el silencio.
Sólo la calma.
Y la inmensidad eterna
que me recibe con gozo
y me envuelve en un beso sin fin.


 © Copyright 2014 Javier LOBO

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