PASEANDO MI ALMA POR LOS TEJADOS

PASEANDO MI ALMA POR LOS TEJADOS


Me elevo a los cielos,
despliego alas de humo
y desaparezco de la tierra,
tratando de huir
de su insoportable fetidez,
de su infecundidad,
de su falta de amor.

Salto sobre los tejados,
danzo al son de una música
de mil colores y ninguna nota.
Sólo para mis oídos,
anegando mi alma en profunda sincronía,
en intensa armonía,
como el primer beso,
como cuando el deseo consume
hasta las cenizas
que dejaron los rescoldos
mucho tiempo ha.

Ruge el orbe a mis pies,
me señalan las hormigas
con sus dedos minúsculos,
con sus entendimientos microscópicos.

Siento la bilis subir y bajar,
siento la repugnancia
querer exteriorizarse fuera de mí,
el odio crepitar
con ansiedad en mi pecho,
el desprecio que siento
por el lodo que se forma,
como costras escamosas,
sobre la mancillada piel de la tierra.

Asciendo hasta la atalaya más alta,
quiero observarlo todo.



Paseo sobre los tejados,
bailando pasos
que dejan invisibles huellas
sobre el alquitrán,
viendo la vida pasar,
el mundo consumir,
la existencia fumar,
bocanada a bocanada,
hasta que no queda
más que una colilla
que nadie quiere,
que todo el mundo olvida.

Fumo ese último momento de la vacuidad de sus existencias,
quiero aplastar lo que quede sobre el cenicero
y arrojar el desperdicio lejos de mí,
allá dónde su hedor no me infecte,
donde mi piel no se desprenda con su corrupción,
donde su amargor no se aferre a mi garganta.

Quiero sentir
el último beso de la ciudad
paseando mi alma por los tejados
antes de que el crepúsculo pueda terminar
y, luego,
olvidar.



© Copyright 2014 Javier LOBO

1 comentarios:

Unknown dijo...

Luces y sombras, como en el pensamiento gótico más clásico. Un mundo terrible y lleno de pesares que sin embargo no nos quita la esperanza de volar, huir de todo y ser libres... o tal vez encontrar en lo más alto esa luz que echamos de menos.

 

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