DE LO QUE SIENTO

DE LO QUE SIENTO

Miro al cielo
y sueño con sus colores,
huelo sus perfumes,
me pierdo en su mirada.
Siento el vértigo de la altura
aún con los pies anclados en el suelo.
Quiso volar y no puedo,
pues mis brazos no son alas,
ni yo Ícaro.

Quisiera tocar
sus cabezas de alfiler
con las yemas de mis dedos,
acariciar sus aceradas puntas,
sentir la sangre brotar
cuando me pinche,
inundado por su gracia.

Siento que hoy
he dado un paso atrás,
pero reparo en el movimiento astral,
en los números de los dioses
en las mecánicas
de la arquitectura sideral,
y me doy cuenta
de que el retroceso no ha sido tal,
de que soy lo que tengo que ser,
que me encuentro
en esta casilla del tablero de juego
porque es la que me corresponde.

Porque,
justo en este instante,
en este momento de mi vida,
me doy de bruces con el destino,
y siento que yo soy
quien tengo que ser,
que mi esfera corporal es así
porque es la adecuada
en este momento,
y que mi cerebro no se aletarga,
sino que se encuentra
horadando la negra tierra
bajo mis pies
desempolvando tesoros
que el conocimiento amplía,
mejorando mi sistema,
convirtiéndome el alguien mejor
de lo que creía ser.

Pensaba que me hundía,
pero no entendí
que era roca en la mar,
rompeolas en la costa,
para resistir
los embates y envites
del destino,
los ataques
del infortunio,
y mis propios
desatinos.

Ser estandarte al viento,
cortando su peregrinar eterno,
henchido y orgulloso,
ostentando la bandera del sufrimiento
en los momentos
en que nadie quiere ondearla,
resistiendo el sufrimiento
y el dolor de sujetar

el mástil maldito,
aunque su tacto de ácido
me corroa las manos.

Este es mi momento de ser,
y ser lo que siento.
Pues de lo que siento
estoy hecho,
y nadie puede cambiarme,
ni yo debo.

Pues ha llegado
la hora de lo que siento
ser.



© Copyright 2014 Javier LOBO

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