DESEO

DESEO

Tengo un deseo,
tengo un anhelo,
tengo un antojo,
tengo un capricho.

Mi deseo no es normal,
es un deseo mortal,
letal,
que me podría costar la vida,
pero aún así lo deseo,
dispuesto por pagar
el precio de mi sangre
con ansia.

Me imagino encerrado
en una jaula de brillante metal,
agitado por las olas invisibles,
dibujando la marea con mi imaginación,
en el silencio en el que
todos los ruidos son truenos
y las direcciones no existen,
sólo el vacío,
la maravillosa nebulosa azul intensa,
el espacio exterior
en el interior de nuestro mundo.

Entonces aparecerás
como un pensamiento,
como una fantasía,
para ir cobrando cada vez más y más cuerpo,
como un fantasma materializándose ante mis ojos.

Tu silueta majestuosa y terrible
avanzará hacia mí,
mostrándome tu poderosa y compacta musculatura,
mirándome con ojos muertos,
negro como los abismos,
brillantes como canicas.

Tus aletas cortarán
como cuchillos el agua,
deslizándote
con exquisita fluidez
en tu medio,
como si volaras,
descubriendo ángulos imposibles
que nunca creí que pudieran
materializarse ante mis ojos.

Morderás la jaula,
jugando con ella,
mientras me muestras tus entrañas,
el movimiento de tus branquias respirando,
las sierras de tu boca
y las rebabas de tus dientes,
agitándome dentro de mi prisión de papel
como si fuera un monigote,
recordándome lo diminuto que soy,
mostrándome cuán poderoso eres.

Pese a que temblaré de horror
y me estremeceré ante tu colosal fuerza,
no querré salir del gran azul,
suplicaré que no suban la jaula,
maldeciré se mamífero
y necesitar aire
en vez de extraerlo de las aguas
como haces tú,
todo por disfrutarte un instante más,
arañar al tiempo un segundo
que podría ser el último de mi vida.

Pues mi deseo
me convierte en tu carnaza,
y tú
en mi predilección.



© Copyright 2014 Javier LOBO

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