ESPERA

ESPERA

Sentada en el jardín,
en un fresco rincón,
más allá del recodo
que hacen las plantas y las flores,
allí donde nadie te ve,
te sientas y aguardas
en sigilosa espera.

Sumerges los pies en la fría agua,
sientes el sol picar en tu piel,
la brisa te despeina,
y el arrullo del agua
trina en tus oídos,
y, mientras,
sigues a la espera.

Tu ojos ya no están tristes,
revelas una felicidad
que no quieres exteriorizar
porque aún no es el momento,
por lo que permaneces
a la espera.

Tu pecho desnudo
vuelve a esperar su beso,
que sus labios ericen
una vez más
tus pezones,
que te recorran el busto
los calambres de la excitación.

Mientras peinas tus cabellos
con los dedos,
sigues la muda espera.

Sientes el sexo húmedo entre tus piernas,
sientes el calor en tu vientre,
el temblor de tus muslos
incapaces de contener la ansiedad del deseo,
por esperar un segundo más
para abrir el umbral de tu placer.

Mientras el aire
te susurra al oído
poemas eróticos,
mientras el agua de la fuente
interpreta una música sensual,
sigues la espera.



© Copyright 2014 Javier LOBO

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