GUARDIÁN

GUARDIÁN

Me veis a vuestro lado,
impávido,
inerme,
pero nunca quieto,
siempre en movimiento,
tiburón en el profundo azul,
lobo en las tinieblas de la noche.
Me odiáis y amáis
a partes casi iguales,
pues no reparáis en que
el peso de la hiel
es mayor que el de la miel
en la balanza de los gustos populares.

Soy la primera y la última
línea de defensa
que tenéis contra la oscuridad,
aquel al que llamáis
en vuestras horas más oscuras
y al que más repudiáis
cuando todo os va bien,
pero siempre queréis vernos,
siempre deseáis observar
el fulgor de nuestra presencia en un parpadeo,
soslayar un estar que no es más
que un suspiro en el tiempo.

Tengo armas de hielo
para combatir el fuego,
y armadura de barro
para repeler las agresiones,
mi sangre es tan roja como la vuestra
y no os importa cuánta derrame,
ni las lágrimas de mis seres queridos
cuando vuelva al hogar,
herido y machacado
por el mal que combatí.
Sólo os importa que esté ahí,
que luche y combata hasta el último aliento
y que,
al igual que las hormigas,
si uno cae,
que otros lo repongan.

Soy el guardián maldito,
malahaya la hora de mi nacimiento,
inicuo mi nombre,
condenado al olvido y la perdición,
del que nunca se escribirán odas,
ni sus gestas quedarán inmortalizadas,
ni los bardos entonarán épicas eddas.

Pero siempre estoy ahí.

Soy el guardián.


© Copyright 2014 Javier LOBO

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