INCÍTAME II
El frescor de la tarde en los labios,
la tierna caricia de la hierba en la piel,
el perfume de tu compañía,
y tu mano nerviosa,
inquietante,
insinuándome otra vez.
Veo el movimiento ansioso de tus dedos,
tu palma acariciándote como sólo tú sabes,
haciendo que la envidia me devore,
deseando verte vibrar por mi tacto antes que por el tuyo.
El olor que se oculta bajo tu ropa
desata mi furia,
me convierte en un tiburón
furioso al aroma de la sangre,
en un lobo aullando en la nieve
por la presa disputada,
en tigre en la jungla
reclamando y defendiendo su territorio.
Impeles el deseo en mi sangre,
desatas la saliva en mi boca
como un exquisito manjar,
me haces ansiar beber de entre tus piernas,
besar los suaves y jugosos labios,
y gritar que no hay religión mejor
ni rezo más verdadero
que la letanía que entono
con mis labios pegados a tu vulva.
Incítame una y otra vez,
mi perdición,
que no desee respirar más aire
que el de tu boca,
ni quiera más pan
que tu cuerpo,
ni anhele más bebida
que el flujo que emana de ti.
© Copyright 2014 Javier LOBO
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