COMPÁS

COMPÁS

En este momento,
con nuestros corazones latiendo al mismo compás,
la emoción que no devora y asalta,
ansiosa como nuestras bocas ávidas,
mientras nos ocultamos
de los ojos inquietos de los amigos de lo ajeno,
para dar rienda suelta a nuestra pasión.


El volcán ruge entre mis piernas,
la lava presta a derramarse,
ardiente y voraz,
palpitante el barro divino que conforma mi verga,
dispuesta a penetrarte en lo más profundo de ti,
a rellenar la rosada sima perfecta,
húmeda y espumosa,
que guardas en tu exquisito pubis.

Siento manadas de caballos
recorrer mi pecho
galopando por las colinas
desde la puesta de sol hacia mi garganta,
escucho tambores de guerra en mis sienes,
y dolor de cadenas de pasión hundiéndose me mi carne.

Todo mi ser me pide tu carne.

Todo mi ser me pide penetrarte.



Hundo el miembro en tus pliegos,
deleitándome en el paisaje morboso
de una boca que me devora,
observando tu palpitante clítoris
agitarse sobre mi piel.
La espuma que tu vulva rezuma
brilla sobre la estaca de mi pasión,
haciéndome sentir sensaciones aún más intensas,
disparando mi morbo,
incrementando mi pasión,
haciéndome esclavo de mi necesidad de ti.


El palpitar incesante de mi vientre me advierte,
es una llamada lejana que me avisa de que ya llega,
de que está aquí,
el momento del estallido perfecto,
de la fractura del diamante,
cuando el cosmos se quiebra y se recompone
en sinfonía perfecta ante nuestros ojos.

Y es entonces
cuando el volcán oculto entre mis piernas,
retraídas las campanas en sus bolsas de piel,
retorcidas mis entrañas en exquisito dolor para mi alma,
estalla,
expulsando toda su lava,
lechosa y blanca,
nívea y pura,
ardiente en tu cuenca,
llenándola como el agua el cauce de un río,
sintonizando perfectamente
con tus gritos de placer,
con tus gemidos de pasión.



Cuando nuestras respiraciones se acompasan,
cuando nuestros cuerpos se relajan,
nuestras miradas se entrecruzan
y nos vuelven a sincronizar
en perfecto compás.

© Copyright 2014 Javier LOBO